La bandera debe cobijar la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres: Rojas Hernández


La desigualdad entre los géneros es milenaria, afirma la diputada presidenta

Boletín No. 3290

 

La bandera debe cobijar la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres: Rojas Hernández

 

  • • La desigualdad entre los géneros es milenaria, afirma la diputada presidenta

 

  • • Quienes tienen el privilegio de servir en un cargo público deben ser sensibles y receptivos, indica

 

La presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Angélica Rojas Hernández, reconoció que la desigualdad entre los géneros es milenaria y hunde sus raíces en sistemas de dominación que generan relaciones de poder desventajosas para las mujeres y las niñas.

Lo anterior, dijo, provoca vulnerabilidad, abandono, acoso, hostigamiento, disparidad salarial, humillación, falta de pleno ejercicio de los derechos, violaciones, dolor, miedo, golpes, injusticia, muerte y muerte brutal. 

Durante la ceremonia del Día de la Bandera presidida por el Presidente de la República, la diputada Rojas Hernández expresó que ante una sociedad indolente y a veces cómplice frente a familias desintegradas, y autoridades muchas veces negligentes e incapaces de generar condiciones de igualdad y de prevenir y sancionar las violencias y los feminicidios, las mujeres están dolidas y desesperadas. 

“Las mujeres estamos dolidas, hartas, desesperadas, furiosas. Abril, Ingrid, Fátima, junto con las miles de muertas y desaparecidas, violadas, maltratadas, cada nuevo caso, hace que la furia crezca”, advirtió. 

Ante eso, precisó, todos quienes tenemos el privilegio de servir en un cargo público debemos ser sensibles, receptivos a la crítica y acelerar el paso para generar soluciones y resultados porque no hay una razón más importante para la existencia del Estado que la de la protección a sus ciudadanos. 

Reconoció la voluntad del gobierno de la República para atender el problema, así como la de la Conago y la del fiscal general de la República con quien la Cámara de Diputados trabaja para definir un solo tipo penal de feminicidio que propondrán a fin de homologarlo en los estados. 

Subrayó que también es necesaria una Ley General que establezca una política integral en la materia, para delinear los presupuestos a nivel federal y local para garantizar que las instituciones responsables de la protección de las mujeres y niñas puedan funcionar. 

Por eso, concluyó, las hijas de este México necesitamos que nuestra bandera nos cobije, nos abrace y nos proteja, y que la construcción de una sociedad auténticamente igualitaria sea la nueva causa por la que todas y todos luchemos, en auténtica unidad. 

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DIPUTADA LAURA ANGÉLICA ROJAS HERNÁNDEZ 

Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados 


Discurso durante la Ceremonia conmemorativa del Día de la Bandera, en el Campo Marte


Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Senadora Mónica Fernández Balboa, Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Doctora Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación.

General Luis Cresencio Sandoval González, Secretario de la Defensa Nacional.

Almirante José Rafael Ojeda Durán, Secretario de Marina.

Doctor, Alfonso Durazo Montaño, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.

Maestro Esteban Moctezuma Barragán, Secretario de Educación Pública.


SEÑORAS Y SEÑORES:


Hablar sobre la bandera siempre es un motivo para volver los ojos hacia nosotros mismos, hacia lo que hemos sido y hemos dejado de ser, hacia lo que somos y lo que queremos ser. La bandera es la Patria misma en su pasado, presente y futuro, y es el símbolo que ha evolucionado acompañando e inspirando a las mujeres y hombres que en cada etapa de nuestra historia han forjado la Nación que somos hoy. 

Varios historiadores consideran que el primer antecedente de nuestra bandera nacional es la del Ejército Trigarante que continuó la lucha por la independencia que inició Hidalgo bajo el estandarte de la Virgen de Guadalupe.

Desde aquel entonces verde, blanco y rojo han sido los colores que nos recuerdan la sangre que costó ser una nación libre, la paz que siempre hemos anhelado, y la esperanza de un futuro mejor. Son los colores que nos identifican como mexicanas y mexicanos, y que nos distinguen ante el mundo. 

En el centro de nuestra bandera, el águila sobre un nopal devorando una serpiente, nos recuerda nuestras orgullosas raíces indígenas.

Así, el águila y los tres colores acompañaron a las y los mexicanos por la nada fácil travesía de la construcción de una Nación independiente y soberana que incluyó dos imperios, varias intervenciones extranjeras y una guerra civil.

Fue defendida con la sangre de los heroicos cadetes del Colegio Militar, en Chapultepec, y llevó al triunfo a las tropas del general Ignacio Zaragoza, en Puebla.

Acompañó al Presidente Juárez en su peregrinar, preservando así la vigencia de los Poderes federales de nuestra República. 

Fue la inspiración de Madero en su lucha por la democracia, la de Carranza por la restauración de la legalidad Constitucional y la de los revolucionarios que buscaban justicia social.

En la segunda mitad del siglo XX, nuestra bandera acompañó la creación de instituciones que reconfiguraron y consolidaron el Estado para generar cierto desarrollo y bienestar social, así como la transición a la democracia en un marco de respeto a la diversidad ideológica y a la pluralidad política.

Y hoy, a casi 200 años de la conmemoración de nuestra bandera nacional, vale la pena preguntarnos ¿cuáles son las causas por las que debemos luchar? ¿cuáles son las luchas por las que merece nuestra bandera ser nuevamente enarbolada?

Y aquí viene al caso una anécdota: durante la Convención de Aguascalientes de 1914, los constitucionalistas estamparon su nombre en una bandera nacional como un gesto de adhesión a los motivos revolucionarios. De pronto, sin que nadie lo esperara, el delegado zapatista Antonio Díaz Soto y Gama -anarquista convencido- dijo que de nada valían las firmas en un pedazo de tela. 

Por supuesto, casi muere fusilado… pero alcanzó a aclarar, que lo que quería decir, era que, sin convicciones reales, no hay juramento valedero.

Y es que, los símbolos son fundamentales, pero las acciones que sustentan su credibilidad y vigencia son aún más importantes para un pueblo que al voltear al cielo y mirar su bandera quiere mantener la esperanza en un futuro mejor. 

Creo, sinceramente, que la lucha que hoy día nuestra bandera debe cobijar e inspirar, es la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. 

La desigualdad entre los géneros es milenaria y estructural, y hunde sus profundísimas raíces en sistemas de dominación que han generado relaciones de poder desventajosas para las mujeres y las niñas, vulnerabilidad, abandono, acoso, hostigamiento, disparidad salarial, humillación, falta de pleno ejercicio de los derechos políticos, violaciones, dolor, miedo, golpes, injusticia, muerte y muerte brutal.

Todo esto, frente a una sociedad indolente y a veces cómplice, frente a familias desintegradas o rebasadas que poco o nada han podido hacer para formar personas sanas mental y emocionalmente, y frente a autoridades de todos los poderes y órdenes de gobierno, muchas veces negligentes e incapaces de generar condiciones de igualdad, y de prevenir y sancionar las violencias y los feminicidios.

Las mujeres estamos dolidas, hartas, desesperadas, furiosas. 

Abril, Ingrid, Fátima, junto con las miles de muertas, desaparecidas, violadas, maltratadas, cada nuevo caso, hace que la furia crezca y ante eso, todos quienes tenemos el privilegio de servir en un cargo público debemos ser sensibles, receptivos a la crítica y acelerar el paso para generar soluciones y resultados porque no hay una razón más importante para la existencia del Estado que la de la protección de la integridad y la vida de sus ciudadanos.

Reconozco la voluntad del gobierno de la República, del Poder Ejecutivo, expresada hace unos días por la Secretaria de Gobernación para atender de manera inmediata y a profundidad el tema. Reconozco también la voluntad de la Conago y la del Fiscal General de la República con quien desde la Cámara de Diputados estamos trabajando para definir un solo tipo penal de feminicidio que propondremos al país a fin de homologarlo en los estados. También es necesaria una Ley General que establezca una política integral en la materia, así como ir delineando los presupuestos tanto a nivel federal como local que garanticen que las instituciones responsables de la protección de las mujeres y niñas puedan funcionar.

Hoy, las hijas de este México necesitamos que nuestra bandera nos cobije, nos abrace y nos proteja, y que la construcción de una sociedad auténticamente igualitaria sea la nueva causa por la que todas y todos luchemos, en auténtica unidad.

La vida de las mujeres y de nuestras niñas, es una causa urgente y digna de ser acompañada por nuestra bandera y una razón para que ésta vuelva a ser ondeada orgullosa y poderosa a lo largo y ancho de nuestro país.

Muchas gracias. 



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