CRIMINALIZAR EXPRESIONES DE ODIO NO ES LIMITAR LA DEMOCRACIA, SINO FORTALECERLA: BAUTISTA RODRÍGUEZ
• Avala tipificar tales expresiones como delito en el Código Penal Federal, aunque el Congreso se haya tardado medio siglo en hacerlo
• Con esta reforma, y obligado por el Poder Judicial, el Poder Legislativo subsana uno de sus pendientes que data desde 1965
El GPPRD, en voz de la diputada Mónica Bautista Rodríguez, respaldó la reforma para tipificar como delito el odio racial y avaló la consecuente limitación a la libertad de expresión que lo promueva, pues lejos de ser un atentado a la democracia, la fortalece junto a otros valores sociales como humanismo, responsabilidad, fraternidad, solidaridad y paz social.
Al participar en tribuna para anunciar el voto aprobatorio del GPPRD a la respectiva reforma al Código Penal Federal, Bautista Rodríguez señaló que es además una llamada de atención para quien, desde el “púlpito presidencial”, estigmatiza a quienes no coinciden con él, y divide y confronta así a las y los mexicanos.
Reiteró que este cambio contribuye a la consolidación de la democracia mexicana, al establecer límites específicos a la libertad de expresión de las personas que cometen acciones basadas en el odio racial para generar desequilibrios en la sana convivencia social.
El discurso del odio -dijo- engloba toda expresión peligrosa para la estabilidad del sistema democrático y se incluyen en él las ofensas, insultos y expresiones que discriminan a colectivos por condición de clase, género, color de piel, orientación sexual o etnia.
Destacó que, en el presente siglo, las expresiones de odio se presentan en la mayoría de casos como la manifestación de conflictos y diferencias más profundos, como las religiosas, políticas y étnicas.
Por ello las autoridades deben delimitar los márgenes entre lo inaceptable y lo intolerable en una sociedad democrática.
Aclaró que esto no significa un ataque a la libertad de manifestación y expresión de ideas y opiniones, sino precisamente un mecanismo que garantiza el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura, lo cual reconocen y, en su caso, mandatan organismos y convenios internacionales de los que México es parte.
Se cuentan entre éstos la Convención Internacional Sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, que en su artículo 4 pide declarar punible toda difusión de ideas basadas en la superioridad o en el odio racial, incitación a la discriminación racial, y violencia o incitación a la violencia contra cualquier raza o grupo de personas de otro color u origen étnico, así como toda asistencia a las actividades racistas, incluida su financiación.
Lo que sí lamentó es que el Congreso Mexicano haya tardado más de medio siglo en cumplir esta disposición y que haya sido por una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Es nuestra responsabilidad, como representantes populares, atajar las conductas antisociales cuyo origen mismo es el odio para contribuir en la construcción de una humanidad más responsable, más fraterna, comprometida con la paz y la solidaridad, en un mundo que hoy enfrenta uno de los mayores retos que se le han puesto enfrente: una pandemia que no cede y gobiernos que no entienden”, concluyó.
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